Un mes en China (Parte III)

Parte III: Beijing

Reflejos en la ciudad prohibida

En la gran capital concluyó mi primer viaje a China. Desde aquí salía mi vuelo de vuelta a Chicago pero antes de eso tenía 6 días por delante para disfrutar la «capital del Norte», lo que literalmente significa Beijing (北京). Como curiosidad me gustaría contaros que Tokio recibe el nombre de la capital del Este (东京, Dongjing), y Xi’an (西安), de la que ya os hablé hace un tiempo, es el nombre que recibe la ciudad a la que le correspondería Xijing (西京) que como podéis intuir es la capital del Oeste. La capital del Sur es menos conocida pero también existe, Nanjing (南京). Estos nombres han ido variando a lo largo de la historia, ya que las capitales cambiaban según la dinastía gobernante, y no es complicado confundirse. Después de este inciso os contaré cómo fue mi experiencia:

El camarote del tren

Fui a Beijing en tren dormitorio desde Xi’an, siendo esta la primera vez en mi vida que dormía algo más que una siesta en un vagón. Compartí «camarote» con una pareja mayor y una estudiante de unas de las múltiples universidades de Beijing, no hablaban inglés pero entre las pocas palabras básicas que conocía y la inestimable ayuda del iPad nos pudimos comunicar. Les conté que era mi primer viaje por China y que era un estudiante de España aunque venía desde América, ellos por su parte me dijeron que la chica estudiaba en Beijing pero había aprovechado las vacaciones para ir a ver su familia en Xi’an, después de no encontrar más temas de los que hablar la chica se puso a hacer punto de cruz y el señor mayor decidió fijar la mirada en la ventana, así hasta que cayó la noche, yo me fui a dormir y él siguió en su posición vigilante, no sé si llegó a descansar. El viaje fue mucho más cómodo de lo que esperaba pero en todo el trayecto no reuní el coraje suficiente para ir al cuarto de baño común. Los baños chinos son un ecosistema en sí del que no me gusta formar parte.

Mi habitación de hotel

Luces del hotel

A las 8 de la mañana llegamos a Beijing y me dirigí al hotel para dejar el equipaje. El hotel tenía mucho encanto, acababa de ser renovado, con muchas decoraciones made in China y se encontraba en los hutongs cercanos al Templo Lama. Me dediqué a hacer turismo y miles de fotos sin descanso durante la siguiente semana aunque no fue hasta el último día que fui a visitar la Ciudad Prohibida, que anunciaban como la joya de la corona de Beijing, lo que concentra a una inmensa marabunta de turistas, la mayoría chinos, entre la que es difícil moverse. En Beijing si no estás despierto sobrevivir a los timadores puede llegar a ser todo un reto, y al final se hace un poco desagradable lidiar con ellos, sobretodo al andar por el centro de la ciudad donde se concentran los turistas. Si algo debes saber al ir a Beijing es que el ciudadano medio no es por lo general una persona que se acerque a los extranjeros, al contrario, será tímido y no sabrá defenderse en inglés. Si alguien se acerca de forma amigable tendrás que desconfiar hasta que se demuestre que no busca tu dinero, que es lo más común. De hecho conocí una excepción, un chico de unos 16 años que quería practicar inglés (muchos timadores usan esa excusa), pero el resto de personas que se acercaron a hablar conmigo intentaban liármela y alguno lo consiguió, aunque esa historia os la cuento otro día.

La ciudad prohibida

A parte de esto Beijing es una ciudad muy interesante donde tuve la suerte de estar en uno de los Hutongs mejor conservados, son barrios que preservan la distribución de callejuelas antiguas y edificios pequeños, cada vez más difíciles de encontrar en favor de las nuevas zonas con inmensas avenidas y edificios; son los últimos restos de la antigua ciudad. Después de varios días probando el pato de Beijing, la especialidad regional, y de visitar todos los monumentos posibles decidí acercarme a la muralla China. A la hora de decidir a qué parte de la muralla quieres ir tienes que tener en cuenta el factor aglomeración. Cuanto más lejos vayas menos gente habrá, aunque también será más difícil encontrar un medio de transporte que te lleve. Después de mucho leer en internet decidí ir a JinShanLing y la verdad es que lo recomiendo, fue una experiencia muy buena con grandes vistas y partes en las que casi había que escalar, no toda la muralla está en buen estado, aunque nada comparado a Hua Shan.

¡El Loto Azul de Tintín!

Para llegar a JinShanLing tuve que ir un par de veces a la estación de autobuses; la primera me sirvió para saber dónde estaban las dársenas desde donde salen los buses a la gran muralla. Me costó lo suyo encontrarlos ya que estaban fuera de la estación, en un lugar bastante escorado y apartado. Además cuando fui a preguntar a un par de guardias en la entrada estos no hablaban inglés y mostraban cara de confusión cuando les señalaba el cartel que tenían en frente que anunciaba tours a JinShanLing. Aprovechando esto una mujer me cogió por banda afirmando que ella me iba a indicar, por el camino me intentaba convencer de que la única opción era ir con ella en su taxi, lo cierto es que esa era una de las rutas pero no la que yo quería ya que no era directa y tenía que encontrar un taxi para ir y volver desde donde te deja el autobús hasta la muralla. Ella me afirmó que la ruta que yo buscaba salía a las 7 de la mañana y que si quería ir a la muralla tenía que ser con ella (eran las 7.30 por entonces). Lo mejor es siempre ir informado de antemano en internet, sabía que me estaba mintiendo ya que había una línea directa que salía a eso de las 8. Le agradecí la caminata y me fui a buscar el autobús antes de perderlo, ya eran casi las 8. Al final tuve que ir el día siguiente pero ya lo tenía todo localizado. Ese domingo tuve la suerte de conocer a un grupo de extranjeros con los que disfrutar la Gran Muralla: una chica británica que estaba pasando una temporada con otra amiga suya de Beijing, una chica italiana que estaba estudiando Chino en Shanghai, otro británico que trabajaba como IT en Hong Kong y otra chica china que estudiaba en los Estados Unidos.

Gran Muralla

En la Gran Muralla

En la Gran Muralla

Estuvimos juntos todo el viaje y nos lo pasamos bastante bien disfrutando de las vistas. En el trayecto de la muralla nos acompañaron unas mujeres de Mongolia. Hay muchos inmigrantes por la cercanía territorial que buscan un mejor panorama en su vecina del Sur. Estas mujeres persiguen a los turistas, si buscas algo de intimidad para disfrutar las vistas tendrás que ser algo desagradable para deshacerte de ellas, pero lo cierto es que al final te apiadas un poco de ellas. Su día a día es llevar carga arriba y abajo, tomar unas cuantas fotos (en las que casi siempre te cortan las piernas) e intentar venderte sus souvenires. Para ser justos fueron en todo momento bastante amables. Por ejemplo una de las chicas compró un helado y se le cayó al momento de comprarlo, en ese momento una de las mujeres pidió a la vendedora (del mismo grupo de Mongoles) que le diese uno nuevo gratis. Así es que al final acabé comprándoles unos palillos chinos, a precio de oro. Al volver a Beijing me despedí de la ciudad pasando la última noche con estos chicos, tomando tapas en un restaurante ‘español’ que estaba cerca de mi hotel y yendo a cenar al lugar donde se originó el famoso pato pekinés (absténganse bolsillos pequeños, el británico, muy amablemente, invitó a todo ya que parece ser que pagaba la empresa). Para acabar el viaje nada mejor que ver cómo España ganaba la Eurocopa a Italia. Me tuve que contener para no cantar los goles ya que eran las 5 de la mañana en China, pero qué placer da viajar con pasaporte Español el día siguiente a una victoria en la Eurocopa. Espero que la próxima vez que vaya (pronto, muy pronto) todo salga igual de bien.

Flor de loto

8 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Rafa
    Nov 13, 2012 @ 11:12:49

    Que chulada!! la proxima vez que vayas llevame!!! que ocupo poco y no intentare timarte 😉

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  2. Gloria Trigo
    Nov 14, 2012 @ 13:11:10

    Agora já sei por onde andaste….que bonito e que bela narrativa…gostei muito de ler. ADOREI….BJS

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    • José
      Nov 15, 2012 @ 16:06:45

      Muchas gracias Gloria, da mucho gusto de que lo que escribo sea leído. Nos vemos pronto, con algo de suerte antes del próximo verano, estaré estas Navidades en el pueblo.

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  3. Patricia
    Jul 25, 2013 @ 10:36:24

    Hola soy de Argentina y encontré tus post cuando buscaba acerca de las escaleras verticales y me pareció muy interesante y atractivo, algún día me gustaría hacer un viaje como el tuyo. Gracias por ecribirlo 🙂

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    • José
      Jul 25, 2013 @ 12:49:31

      Hola Patricia,

      muchas gracias por tus palabras, da gusto recibir respuestas cuando escribes algo y ver que además le es útil a alguien. Espero que algún día tengas la suerte de poder ir, siempre que hablo de este viaje lo recomiendo como una de las mejores experiencias que he tenido en China.

      Un saludo.

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